Biogenic CO2 benefits: how 4 industries are seizing opportunities by accurately monitoring emissions
Understanding and, most importantly, accurately measuring your business’s Biogenic CO2 emissions can offer many business opportunities.
Aunque se produce de forma natural, el mercurio sigue siendo una amenaza persistente e insidiosa para el medio ambiente y nuestra salud. Una vez liberado en el medio ambiente a través de procesos industriales, puede recorrer enormes distancias durante miles de años. De hecho, la OMS ha clasificado el mercurio como una de las diez sustancias químicas que más preocupan a la salud pública.
Para combatir la amenaza significativa y de gran alcance que supone el mercurio, los organismos reguladores de todo el mundo han intensificado su atención al control de sus emisiones. Las nuevas directivas y leyes han puesto el control de las emisiones de mercurio en el punto de mira, desafiando a las empresas a cumplir estrictos requisitos de conformidad al tiempo que optimizan su eficiencia operativa.
Una cosa está clara: reducir las emisiones de mercurio no es opcional. Entonces, ¿cómo pueden las empresas afrontar estos cambios sin aumentar significativamente los costes o comprometer el rendimiento?
El reto permanente del control del mercurio para las empresas
La normativa sobre emisiones de mercurio en el sector de la producción de energía a partir de residuos es especialmente estricta, lo que deja poco margen para el error, sobre todo cuando se trata de controlar los niveles en una planta. Debido a su tendencia a fluctuar en la concentración en función de los residuos que se procesan, es un producto químico que puede ser notoriamente difícil de capturar y medir de manera consistente.
Por ello, los operadores de las plantas necesitan soluciones de control que cumplan la normativa y, al mismo tiempo, sean muy responsables y adaptables. Esta necesidad de ajustar continuamente los sistemas de vigilancia y control para tener en cuenta las diferentes composiciones de los residuos añade una capa de complejidad a un proceso ya de por sí complicado.
Para complicar aún más las cosas, muchas plantas antiguas siguen utilizando sistemas anticuados que carecen de la precisión y adaptabilidad necesarias para el cumplimiento de la normativa moderna. La modernización de estos sistemas antiguos -o la actualización completa a soluciones nuevas y más eficientes- requiere tiempo, experiencia y dinero. Y, como en cualquier transición a una nueva tecnología, hay obstáculos como la integración con la infraestructura existente, la formación del personal operativo y la garantía de un tiempo de inactividad mínimo que se interponen en el camino.
El prolífico estatus ante la opinión pública del mercurio y sus efectos tóxicos también aumenta la presión sobre las empresas para que demuestren una mayor transparencia y responsabilidad en sus datos de emisiones. No basta con cumplir los requisitos legislativos. Muchas organizaciones se están dando cuenta de que deben ir más allá del mínimo reglamentario para generar confianza entre el público y satisfacer a las partes interesadas en el medio ambiente. No hacerlo puede dañar su reputación y dificultar la obtención de licencias de explotación, la captación de inversiones o el mantenimiento de relaciones positivas con las comunidades a las que sirven.
Una legislación estricta trastorna las empresas
En 2023, la nueva legislación BREF (Best Available Technique Reference, mejor técnica disponible de referencia) puso el foco de atención en las emisiones de mercurio en Europa, obligando a los operadores de plantas de incineración y coincineración de residuos a reevaluar sus estrategias de control y seguimiento de las emisiones. En virtud de la Directiva sobre emisiones industriales (DEI) de la Unión Europea, la normativa pretende garantizar que las organizaciones utilicen los métodos más eficaces y avanzados para reducir las emisiones de mercurio, proteger la salud pública y mitigar los daños medioambientales.
Pero aunque la fecha límite de 2023 para el cumplimiento de las emisiones de mercurio ha llegado y se ha ido, los retos que trajo consigo han permanecido.
Los operadores de las plantas se han apresurado a actualizar sus sistemas de control para cumplir las nuevas normas, y muchos aún están en proceso de adaptación. La respuesta a la fecha límite ha sido variada. Algunas empresas pudieron actuar de forma proactiva, adoptando tecnologías avanzadas de control de emisiones desde el principio, mientras que otras se vieron obligadas a retrasarlo, lo que dio lugar a luchas de última hora para cumplir los nuevos umbrales.
Para las empresas aún en transición, la reducción de las emisiones de mercurio sigue siendo una tarea de enormes proporciones. Los límites son estrictos y su incumplimiento puede acarrear importantes sanciones económicas, el cierre de la planta o daños a la reputación. Las que han cumplido el plazo siguen enfrentándose a la tarea continua de garantizar que sus sistemas de control sigan estando optimizados para detectar y gestionar las emisiones de mercurio en tiempo real.
Y, como sabemos, las normativas rara vez son estáticas. Lo que hoy es conforme puede no serlo mañana. Muchas organizaciones son conscientes de que la normativa medioambiental seguirá evolucionando para hacerse más estricta en respuesta a la creciente preocupación por el clima y la contaminación a escala mundial. La normativa BREF no es más que un paso en el endurecimiento de los controles de emisiones en Europa y otras partes del mundo.
Pasos eficaces para ir más allá del cumplimiento
Las organizaciones más inteligentes planifican a largo plazo. Al invertir en sistemas de control de emisiones flexibles y escalables, los operadores pueden preparar sus operaciones para el futuro, asegurándose de que no les pille desprevenidos un mayor endurecimiento de los límites de mercurio.
Pero este enfoque proactivo requiere previsión, capital y los socios tecnológicos adecuados para navegar eficazmente por el cambiante panorama normativo. Ahí es donde Envea ha demostrado ofrecer soluciones que ayudan a los operadores de plantas a anticiparse a los cambios normativos al tiempo que impulsan la eficiencia operativa.
Nuestros sistemas de control de mercurio de última generación están diseñados para cumplir los estrictos requisitos de la legislación BREF, proporcionando datos y análisis en tiempo real que permiten a las empresas tomar decisiones con conocimiento de causa. Ofrecemos un conjunto completo de soluciones, desde sistemas de monitorización continua de emisiones (CEMS) como el SM-5a servicios de consultoría a medida, garantizando que nuestros clientes no sólo cumplan las normas, sino que también estén preparados para el futuro en función de la evolución de las normas medioambientales.
Understanding and, most importantly, accurately measuring your business’s Biogenic CO2 emissions can offer many business opportunities.
En una era de mayor responsabilidad medioambiental, el sector de la producción de energía a partir de residuos está sometido a una presión cada vez mayor para reducir su huella de carbono y alinearse con los objetivos de sostenibilidad globales. Un área que a menudo se pasa por alto, pero que desempeña un papel cada vez más importante tanto en la estrategia climática como en las operaciones empresariales, es la medición del CO2 biogénico.